Pasión por el Fútbol

Nunca sabré que hubiera pasado si aquella mañana de otoño D.Pedro Matas, uno de mis profesores en el colegio El Redín, no me hubiese sacado de clase de literatura para decirme que confiaba en mi para entrenar a uno de los equipos del colegio… tenía 16 años y me pilló totalmente de sorpresa. Yo, como tantos niños, había soñado con ser jugador de fútbol, pero fue a partir de esa primera experiencia cuando fui descubriendo poco a poco que entrenar me apasionaba tanto o más que jugar.

Aquellos primeros pasos en los que aún era autodidacta, acudía a todas las conferencias, y devoraba loslibros y revistas técnicas que iba comprando. Luego comencé la carrera de Periodismo,que fui compaginando con los cursos de entrenador, al tiempo que jugaba en la selección de fútbol de la Universidad de Navarra y entrenaba a equipos de prácticamente todas las categorías.

Una tarde de invierno jugué mi último partido con la selección de la Universidad. Nuestro entrenador Goyo Mañeru, con el que pasamos momentos inolvidables, tuvo que dejar de dirigir al equipo por motivos personales, y me pidió que cambiara de rol para ponerme al mando de mis compañeros. Medio en broma, medio en serio, suelo comentar que el equipo empezó a mejorar no porque lo estuviera haciendo tan bien como entrenador, sino porque había dejado de jugar:) Mi última temporada en la Unav la compaginé entrenando también a la Selección Navarra Cadete, de Raúl García, Nacho Monreal, Jon Erice y Oier Sanjurjo entre otros.

Fue entonces cuando Jesús Corera y Manolo Los Arcos me llamaron para dirigir el equipo de Liga Nacional Juvenil de Osasuna; tres años de aprendizaje continuo y absoluto disfrute. El fútbol base de Osasuna era un ejemplo de buena organización, y de aplicación de una metodología adecuada de acuerdo a los valores del osasunismo. Tuve la suerte de coincidir con una generación de entrenadores que congeniamos muy bien, y donde trabajábamos dentro de un ambiente muy familiar: Jan Urban, Cuco Ziganda, Andoni Goikoetxea, Óscar Lasaosa, Juan Iribarren, JoshéViela, y mis inseparables Mikel Ozcoidi y Josu Sesma.

De allí di el paso a la Tercera División entrenando durante dos temporadas al El River Ega. Esto fue para mi un auténtico máster, una sobredosis del fútbol de verdad, rodeado de gente maravillosa. Conocí a través de Mariano Azcona (el Sheriff de Andosilla) la montaña rusa del fútbol, con sus subidas y sus bajadas. Pude apreciar que todavía en los pueblos se vive la picardía de ese fútbol de la calle, que se ha ido perdiendo en las ciudades (gracias por todo Cristian, nuestro pichichi) y tuve la enorme suerte de compartir equipo con Xabi Gamboa, buen amigo y el mejor preparador, innovador e inconformista de los entrenadores navarros, con ese espíritu de Mafalda de preguntarse el “porqué” de todo. Juntos nos retroalimentamos y disfrutamos de aquel 1-4-4-2 asimétrico.

En junio de 2007 cuando junto a Xabi estaba preparando la pretemporada del River llamé a Jan Urban para felicitarle por su fichaje como primer entrenador del Legia de Varsovia. Después de charlar un rato me preguntó:

-Te vienes conmigo a ayudarme como segundo entrenador?
Al principio pensé que estaba de broma, pero al final de la conversación me dijo:
-Bueno, piénsatelo y hablamos en unos días.

El tren del fútbol profesional pasaba por delante de mi puerta. Me había preparado para cogerlo y no podía dejarlo pasar. Así que más que pensarlo lo único que tuve que hacer es arreglar con mi padre y mi hermano Marce mi relación con la empresa familiar de Zizurkil y algún otro asunto personal. Tengo mucha suerte de tener la familia que tengo. Ellos saben que el fútbol es la pasión de mi vida, y siempre me han dado facilidades para compaginar trabajo y fútbol.

En el fútbol profesional, los entrenadores que han sido futbolistas profesionales podríamos decir que tienen pedigrí, mientras que los que no lo hemos sido, somos más “mezcla” o “mil razas”. Un “perro mezcla” como yo necesitaba que alguien le diera la oportunidad. En éstas 10 temporadas juntos en el mundo profesional, Jan Urban no sólo me ha abierto de par en par las puertas del fútbol de primer nivel, sino que hemos vivido éxitos y momentos difíciles, y he crecido gracias a él como entrenador y como persona.

En nuestro primer partido oficial con el Legia jugamos en Lituania ante el VetraVilno en partido de ida de la Intertoto. Antes del partido, analizamos todos los escenarios que se pudieran dar y las posibles soluciones. Lo que no tuvimos en cuenta es que el partido se suspendiera en el descanso por incidentes del público y que nos expulsaran de la competición. Tras aquel primer disgusto más tarde vinieron el título de Copa de Polonia ante el Wisła de Cracovia por penalties, el de Supercopa también ante el Wisła, dos subcampeonatos de Liga y la primera destitución tras casi tres temporadas (casi un récord en Polonia) volviendo en autobús después de perder con el Polonia Bytom.

Del ZagłębieLubin, un club perfectamente organizado, recuerdo con cariño nuestra visita a las minas, y los viajes de los lunes a Bilbao para asistir al máster de Coaching Deportivo impartido por Imanol Ibarrondo. Agradecido Imanol, para mí ha habido un antes y un después del curso.

Del regreso al Legia me quedo con el histórico doblete (18 años después), con el récord de Jan que todavía es el entrenador con más partidos oficiales de la historia del club, con escuchar el himno de la Champions desde el banquillo, de lo poco que nos faltó para entrar en la fase de grupos (dos empates ante el Steaua de Bucarest) y de que nos echaron yendo primeros tras 21 jornadas teniendo 5 puntos de ventaja sobre el segundo (GórnikZabrze) y 9 sobre nuestro principal competidor, Lech Poznań. Caprichos del fútbol que nunca te deja de sorprender.

Volvimos a Osasuna con mucha ilusión ya que nos volvíamos a encontrar con muchas personas con las que habíamos coincidido en el fútbol base. Los Flaño, Roberto Santamaría, Oier, Jon Echaide, Josu Sesma...Era una especie de cerrar el círculo y no nos importó encontrarnos con un club en una crisis tremenda económica, deportiva y social. Fue un año durísimo, Osasuna no era el club que recordaba, y aunque me hubiera gustado tener la sensación de regresar a casa, la realidad es que me sentí tratado como un extraño. Me quedo con la alegría de haber trabajado con gente estupenda como RicharSanzol e Iñaki Ibáñez, y de haber visto debutar en el fútbol profesional a Mikel Merino, KenanKodro, Álex Berenguer, David García o Miguel Olavide. Siempre seré rojillo.

Volvimos a Polonia a otro club grande, el Lech Poznań que después de haber sido campeón la temporada anterior iba último en la clasificación con sólo 5 puntos en 11 jornadas. Revertimos la situación en liga, nos metimos entre los 8 primeros y disfrutamos mucho en la Liga Europea. Para el recuerdo el partido entre el líder del Calcio (Fiorentina) y el colista de la Ekstraklasa (Lech). El fútbol es muy grande. Cambiamos casi todo el equipo con respecto al partido anterior y ganamos 1-2 en Florencia con goles de Kownacki y Gajos. La primera vez que un equipo polaco ganaba en Italia en competición europea. Como momento más doloroso la derrota en la final de la Copa de Polonia (1-0) ante el Legia en el estadio nacional de Varsovia, en un partido feo e igualado. Poco después nos desquitamos ganando al comienzo de la 16/17 la Supercopa en el estadio del Legia (1-4).

Más de una década después de llegar a Polonia, y tras más de una temporada en el Śląsk Wrocław, sigo viviendo mi pasión por el fútbol, ahora con mucha más experiencia y conocimientos, pero con la misma ilusión y afán de superación de siempre.